Homenaje a Blas de Otero


Blas de Otero, poeta bilbaíno nacido en 1916, ejerció de maestro durante un tiempo, pero cuando alcanzó la fama, se dedicó en cuerpo y alma a su pasión que era, por supuesto, la poesía.

Fue alumno de los jesuitas y acabó rechazando por completo toda su poesía religiosa de esa época. Dará paso a la primera de las etapas de la literatura española bien marcada en sus poemarios: la poesía existencial y religiosa, centrado en sí mismo y haciéndose esas preguntas que tanto nos inquietan a todos en algún momento de nuestras vidas: "¿Quién soy?", "¿De dónde vengo", "¿Hacia dónde voy?", etcétera.

Comienza a alejarse de sí mismo para empezar a hablar desde el nosotros, alcanzando en 1955 una etapa de rechazo a lo anterior, la poesía social. En esta etapa muestra los sentimientos del pueblo del cual es miembro. Lucha a través de las letras para protestar y reivindicar los deseos y sufrimientos de un pueblo derrotado, un pueblo dolido y dañado. Él luchó contra el franquismo con metáforas. Él habló, en nombre de todos, cuando silenciaban al pueblo con el miedo y la violencia.

Más adelante, sin dejar de lado estas preocupaciones políticas, Blas de Otero, que en ningún momento ha dejado de viajar y se ha recorrido los paises comunistas, acabará volviendo a España para morir de cáncer en Madrid el 29 de julio de 1979, cuatro años después de la muerte de Franco.

BIOTZ-BEGIETAN

Ahora
voy a contar la historia de mí vida
en un abecedario ceniciento.
El país de los ricos rodeando mi cintura

y todo lo demás. Escribo y callo.
Yo nací de repente, no recuerdo
si era sol o era lluvia o era jueves.
Manos de lana me enredaran, madre.

Madeja arrebatada de tus brazos
blancos, hoy, me contemplo como un ciego,
oigo tus pasos en la niebla, vienen
a enhebrarme la vida destrozada.

Aquellos hombres me abrasaron, hablo
del hielo aquel de luto atormentado,
la derrota del niño y su caligrafía
triste, trémula flor desfigurada.

Madre, no me mandes más a coger miedo
Y, frío ante un pupitre con estampas.
Tú enciendes la verdad como una lágrima,
dame la mano, guárdame
en tu armario de luna y de manteles.

Esto es Madrid, me han dicho unas mujeres
arrodilladas en sus delantales,
éste es el sitio
donde enterraron un gran ramo verde
y donde está mi sangre reclinada.

Días de hambre, escándalos de hambre,
misteriosas sandalias
aliándose a las sombras del romero
y el laurel asesino. Escribo y callo.

Aquí junté la letra a la palabra,
la palabra al papel.

Y esto es París,
me dijeron los ángeles, la gente
lo repetía, esto es París. Peut-etre,
allí sufrí las iras del espíritu

y tomé ejemplo de la torre Eiffel.

Esta es la historia de mi vida,
dije, y tampoco era. Escribo y callo.



Biotz-Begietan (en el corazón y en los ojos), habla de su madre, de sus recuerdos de la dictadura de Primo de Rivera, de la muerte de su padre y de su hermano, de la pobreza, aunque su seno fuera burgués, del día en el que, con el Franquismo, se perdió la esperanza y de la censura.


Blas de Otero Muñoz



@ikerlabi_98 

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